ALART-B HFA
FAES FARMA
Beclometasona dipropionato es un glucocorticoide sintético halogenado activo por inhalación, que se utiliza para el tratamiento de asma que responde a los glucocorticoides y para aliviar los síntomas asociados a la rinitis alérgica y no alérgica.
Composición.
Cada dosis contiene: Beclometasona Dipropionato: 250 mcg. Excipientes: Etanol Anhidro, Alcohol Isopropílico, 1, 1, 1,2-tetrafluoroetano. Sin freones, no daña la capa de ozono. Vía de administración: inhalación oral.
Propiedades.
Mecanismo de acción: Los glucocorticoides son hormonas naturales que previenen o suprimen las respuestas inmunes e inflamatorias cuando se administra en dosis farmacológicas. Los glucocorticoides libres cruzan fácilmente las membranas de las células y se unen a unos receptores citoplasmáticos específicos, induciendo una serie de respuestas que modifican la transcripción y, por tanto, la síntesis de proteínas. Estas respuestas son la inhibición de la infiltración leucocitaria en el lugar de la inflamación, la interferencia con los mediadores de la inflamación y la supresión de la respuesta inmunológicas. La consecuencia de estos efectos es la reducción del edema o del tejido cicatrizal y la supresión de la respuesta humoral inmune. La acción antiinflamatoria de los glucocorticoides implica proteínas inhibidoras de la fosfolipasa A2, las llamadas lipocortinas. A su vez, las lipocortinas controlan la biosíntesis de una serie de potentes mediadores de la inflamación como son las prostaglandinas y los leucotrienos. Algunas de las respuestas de los glucocorticoides son la reducción del edema y una supresión general de la respuesta inmunológica. Los glucocorticoides inhalados disminuyen la síntesis de la IgE, aumentan el número de receptores b adrenérgicos en los leucocitos y disminuyen la síntesis del ácido araquidónico. En consecuencia, son eficaces en el tratamiento de asma bronquial crónica y las reacciones alérgicas. En efecto, durante la reacción alérgica, los alérgenos se fijan a los anticuerpos IgE de la superficie de los mastocitos, desencadenando la liberación de sustancias quimiotácticas por estas células. Se sabe que la activación de los mastocitos y las sustancias por ellos segregadas son las responsables en parte de la hiperirritabilidad e inflamación de la mucosa pulmonar de los sujetos asmáticos. Esta inflamación puede ser retrasada por la administración de glucocorticoides. Farmacocinética: Beclometasona se administra por vía de inhalación oral o nasal. Después de la inhalación nasal, la beclometasona es absorbida a través de la mucosa nasal, siendo mínima la absorción sistémica. Después de la inhalación oral, el fármaco es rápidamente absorbido por los pulmones y el tracto digestivo, pasando parte de la dosis a la circulación sistémica. Sin embargo, la fracción absorbida es suficiente para provocar efectos sistémicos. El comienzo de la acción del fármaco tiene lugar al cabo de unos pocos días, pero en ocasiones, puede llegar a tardar hasta 3 semanas. Aproximadamente el 10-25% de la dosis aplicada por inhalación oral entra en la circulación sistémica, mientras que una pequeña parte, que se deposita en la boca, es tragada. La beclometasona que entra en la circulación sistémica es rápidamente metabolizada en el hígado a metabolitos inactivos o poco activos. La parte que se absorbe por los pulmones es metabolizada en su mayor parte in situ antes de entrar en la circulación sistémica. La beclometasona que entra en la circulación sistémica es eliminada sobre todo en las heces, aunque en pequeña parte es eliminada en la orina. La semivida de eliminación es de 15 horas.
Indicaciones.
Tratamiento de asma bronquial en pacientes que requieren administración crónica de corticoides para el control de síntomas o en pacientes que no han respondido a un adecuado tratamiento de una terapia convencional. Terapia coadyuvante para pacientes con asma bronquial cuando se requiere disminuir la dosis de un corticoide sistémico.
Dosificación.
La dosis inicial dependerá de que tan grave sea el asma y ajustada de acuerdo con la respuesta del paciente: Adultos y niños > de 12 años: La dosis recomendada es de 2 puffs (42 mg/puff) inhalados oralmente 3 ó 4 veces al día. Alternativamente, una dosis de 4 puffs (42 mg/puff) inhalada oralmente 2 veces al día puede ser efectiva. No se recomienda dosis superiores a 20 puffs/día (dosis total = 840 mg/día). Niños de 6 - 12 años: La dosis usual recomendada es de 1-2 puffs (42 mg/puff) inhalados oralmente 3 ó 4 veces al día. No es aconsejable superar la dosis de 10 puffs (dosis total =420 mg/día). Niños < 6 años: La eficacia y la seguridad de la beclometasona no han sido establecidas.
Contraindicaciones.
La beclometasona está contraindicada en pacientes con estatus asthmaticus o con otros tipos de asma que requieren una terapia intensiva. Los pacientes deben ser advertidos de que la beclometasona no es un broncodilatador y no está indicada para el alivio de un broncoespasmo agudo. Los niños tratados con beclometasona deben ser advertidos de los efectos sobre el crecimiento, en particular si las dosis son superiores a los 400 mg/día. Aunque el riesgo de desarrollar una supresión del eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA) es muy bajo con la beclometasona inhalada, los pacientes deben ser advertidos acerca de esta posibilidad y monitorizados en particular cuando la dosis supera los 1500 mg/día en los adultos y los 400 mg/día en los niños. El tratamiento con corticosteroides no es una contraindicación para las vacunas con virus vivos cuando el tratamiento es corto ( < 2 semanas) o cuando las dosis son bajas o moderadas o el esteroide es aplicado tópicamente, intraarticularmente o por inhalación. Los efectos inmunosupresores son variables según el corticoide, si bien muchos autores consideran como critica la dosis de 20 mg/día de prednisona o su equivalente en cuanto la seguridad e la inmunización con vacunas a base de virus vivos. En general, los pacientes con una fuerte inmunosupresión con grandes dosis de corticoides deben abstenerse de ser vacunados con vacunas a base de virus vivos. Cuando se considera un tratamiento inmunosupresor o quimioterápico (por ejemplo, en sujetos con enfermedad de Hodgkin o en los que se va a practicar un trasplante), la vacunación debe ser realizada al menos 2 semanas antes de iniciarse la quimioterapia o la inmunosupresión. Los pacientes vacunados durante un tratamiento inmunosupresor o poco después no pueden considerarse protegidos y deberán ser revacunados a los 3 meses de la discontinuación del tratamiento inmunosupresor. Los glucocorticoides pueden producir o agravar la enfermedad de Cushing y, por tanto, no deben ser administrados a pacientes con este síndrome, si se produce la supresión del eje HTA, los pacientes pueden necesitar corticoides sistémicos durante el tiempo adecuado. Si los pacientes van a ser tratados quirúrgicamente, deben advertir al cirujano que han sido tratados con corticoides durante los últimos 12 meses. Dado que la beclometasona alcanza la circulación sistémica en muy pequeñas cantidades, no debe emplearse en la terapia corticoide sustitutoria. Se han comunicado casos de muerte por insuficiencia adrenal al ser sustituida beclometasona por otra medicación antiasmática. Aunque los pacientes tratados con beclometasona por inhalación son menos susceptibles a infecciones secundarias que los tratados con corticoides sistémicos, algunas infecciones como la varicela y el sarampión pueden ser más frecuentes que en los sujetos normales. El tratamiento con corticoides puede activar la tuberculosis y, por lo tanto, no debe usarse la beclometasona en pacientes con historia de esta enfermedad a menos que estén siendo tratados con antituberculosos. De igual forma, los corticosteroides deben ser evitados en pacientes con infecciones por herpes. El tratamiento corticosteroide puede enmascarar los síntomas de una infección y no deben usarse en casos de infecciones bacterianas o víricas que no estén adecuadamente controladas. Sin embargo, la incidencia de la beclometasona inhalada sobre el curso de una infección bacteriana o vírica es mínima si se trata de un paciente inmunocompetente. Sin embargo, la beclometasona se utilizará con precaución en pacientes con infecciones oculares por herpes, tuberculosis o infecciones nasales u orales ya sean bacterianas, fúngicas o víricas que no estén siendo activamente tratadas. Es de suponer que los efectos deletéreos de los corticoides sobre el metabolismo óseo (como la osteoporosis) sean muchos menos con la beclometasona inhalada que con los corticosteroides sistémicos. Sin embargo, existen datos clínicos que demuestran que la beclometasona en dosis de > 1000 mg/día también puede reducir la formación de hueso e incrementar la resorción ósea. Aunque los estudios realizados con beclometasona durante el embarazo son incompletos no parece que este fármaco ocasione una insuficiencia adrenal en el recién nacido. La beclometasona se excreta en las mujeres que reciban este fármaco.
Efectos colaterales.
Los posibles efectos secundarios nasofaríngeos incluyen xerostomía, urticaria, irritación de lengua y boca. Además, en algunas raras ocasiones se han comunicado reacciones de hipersensibilidad retardada o inmediata después de la inhalación oral o nasal de beclometasona. Estas reacciones incluyen angioedema urticaria, rash y broncoespasmo. Si se observa un aumento de los jadeos después de la administración de corticosteroide inhalado, se debe iniciar un tratamiento inmediato con un broncodilatador de acción rápida y debe discontinuarse el tratamiento con el corticoide. Se han descrito casos de infiltrados pulmonares con eosinofilia con la beclometasona inhalada. Se desconoce la causa de este efecto que suele aparecer cuando se sustituye un corticoide sistémico por un corticoide inhalado. Probablemente, la inhalación de corticoide ocasiona una irritación de las vías respiratorias debido a los propelentes o detergentes presentes en la formulación, desencadenando tos o dificultades respiratorias. Estos efectos pueden ser reducidos usando previamente un broncodilatador. Los corticosteroides inhalados han sido asociados al desarrollo de catarata, aumento del riesgo de este con la duración del tratamiento. Aunque no se conoce los mecanismos de la inducción de las cataratas por los corticoides, puede ser debido por sus efectos sobre las bombas sodio-potasio en el epitelio del cristalino, ocasionando una retención de agua en las fibras de este tejido y la aglutinación de las proteínas de las lentes. La inmunosupresión local asociada a la beclometasona inhalada puede manifestarse por infecciones fúngicas en la nariz, boca y garganta. La candidiasis oral es una reacción adversa bien conocida asociada a la terapia con corticosteroides inhalados. La incidencia de estas afecciones puede reducirse enjuagándose la boca con un colutorio antiséptico después de cada inhalación. Las dosis farmacológicas de corticosteroides administradas durante períodos prolongados pueden ocasionar la supresión del eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA). Los corticosteroides administrados exógenamente ejercen un efecto de retroalimentación negativa sobre la pituitaria, inhibiendo la secreción de adrenocorticotropina (ACTH) lo que, a su vez, ocasiona una reducción de la síntesis y excreción de corticosteroides y andrógenos en la corteza suprarrenal. La severidad de la insuficiencia adrenocortical inducida por los corticosteroides varía según los individuos y depende de la dosis, duración, vía de administración y frecuencia del tratamiento. La administración de corticosteroides en días alternos puede reducir la severidad de este efecto. Los sujetos en los que se ha producido la supresión de eje HPA, necesitan un aumento de la dosis de corticoides durante los períodos de estrés. Si el corticoide se discontinua bruscamente, puede producirse una insuficiencia adrenocortical aguda que puede ocasionar incluso la muerte. La retirada de los corticoides exógenos debe hacerse, por tanto, de modo gradual dado que la supresión del eje HPA puede durar hasta 12 meses después de la interrupción del tratamiento. Durante este tiempo, los pacientes pueden necesitar una terapia hormonal sustitutoria durante los períodos de estrés. Aunque hasta la fecha no se ha observado una supresión del eje HPA con la beclometasona inhalada, esta supresión es teóricamente posible, en particular cuando se usan las dosis más altas. Además, el uso concomitante de corticoides sistémicos con beclometasona inhalada puede aumentar la probabilidad de la supresión del eje HPA en comparación con cada agente por separado. Los corticoides inhalados por vía oral o intranasal pueden ocasionar retrasos en el crecimiento en los pacientes pediátricos. Este retraso en el crecimiento ha sido observado incluso en ausencia de evidencia de supresión del eje hipotalámico-pituitario adrenal, lo que sugiere que el crecimiento es mas un indicador muy sensible a la exposición a glucocorticoides. Bajo un tratamiento con beclometasona inhalada, la reducción del crecimiento es de 1 cm/año (entre 9.3 y 1.8 cm) y está relacionada con la dosis y la duración del tratamiento. Se desconoce el impacto a largo plazo de esta reducción del crecimiento. Para minimizarlo, las dosis y la duración del tratamiento serán tan breves como sea posible. Se han descrito púrpura y hematomas fáciles en sujetos tratados con corticoides inhalados. Este efecto secundario es más frecuente en sujetos mayores y aumenta con la dosis y la duración del tratamiento corticoide.
Interacciones.
La coadministración de corticoides o de metilxantinas aumenta el riesgo de cardiotoxicidad del isoproterenol en los pacientes asmáticos. Se ha comprobado que infusiones de isoproterenol en niños con asma refractario en dosis de 0.05-2.7 mg/kg/min pueden causar infarto del miocardio, fallo cardíaco congestivo y la muerte. Las vacunas a base de virus muertos o inactivados o de toxoides no representan ningún peligro para los sujetos inmunosuprimidos y pueden ser administradas como en los sujetos normales. La respuesta de los primeros no suele ser tan buena como la de los segundos y en general, son necesarias dosis más altas de vacuna o revacunaciones más frecuentes para conseguir la inmunización. Sin embargo, las vacunas a base de virus vivos no se deben administrar a sujetos inmunocomprometidos debido a la posibilidad de una replicación de los virus. De igual forma, los pacientes tratados con corticoides no deben entrar en contacto con sujetos que hayan sido recientemente expuestos a la vacuna de la poliomielitis. Por el contrario, el contacto de los pacientes bajo corticoides con personas recientemente vacunadas de la rubéola, no está contraindicado. En las personas inmunocomprometidas por un tratamiento corticoide debe preverse una inmunoprofilaxis con globulinas en caso de un posible contagio, incluso si han sido previamente vacunadas. La mifepristona, RU-486 muestra una actividad antiglucocorticoide que puede antagonizar los corticoides. En la rata, la actividad de la dexametasona fue inhibida por dosis orales de 10 a 25 mg de mifepristona. Una dosis de mifepristona de 4.5 mg/kg en el hombre ocasiona un aumento del ACTH y del cortisol. Además, la dexametasona puede reducir los niveles plasmáticos de mifepristona al inducir al sistema CYP3A4. Por todas estas razones, la mifepristona está contraindicada a los pacientes bajo tratamiento crónico con corticoides. Dado que una parte importante de la beclometasona inhalada se absorbe oralmente, puede reducirse la absorción del calcio. Algunos clínicos añaden un suplemento de calcio a los pacientes tratados con este corticosteroide. En un grupo de mujeres menopaúsicas con asma tratadas con beclometasona se comprobó una reducción de los niveles plasmáticos de DHEA en comparación con mujeres asmáticas tratadas con otros broncodilatadores. Los investigadores especulan sobre la posibilidad de que esta reducción de la DHEA sea la responsable de la inducción de osteoporosis por los corticoides. Sin embargo, se desconoce si la administración de DHEA exógena puede ser beneficiosa para estas pacientes.
Presentación.
Aerosol para Inhalación 250 mcg/dosis