Ciclosporina
Acción terapéutica.
Inmunosupresor.
Propiedades.
Se desconoce el mecanismo de acción exacto pero parece relacionarse con la inhibición de la interleucina II, que es un factor proliferativo necesario para la inducción de los linfocitos-T citotóxicos, en respuesta al estímulo del aloantígeno, que cumple un papel importante en ambas respuestas inmunes, celular y humoral. La ciclosporina no afecta el sistema de defensa no específico del huésped y no produce mielosupresión significativa. Su absorción es variable e incompleta en el tracto gastrointestinal, la biodisponibilidad es de 30% pero puede aumentar al incrementarse la dosificación y la duración del tratamiento; la absorción puede disminuir después del trasplante de hígado o en pacientes con enfermedades hepáticas. Su unión a las proteínas es alta (90%), sobre todo a lipoproteínas. Se metaboliza en el hígado y la eliminación es por vía biliar/renal.
Indicaciones.
Profilaxis del rechazo de órganos trasplantados. Indicada de manera habitual en asociación con corticoides para la prevención y tratamiento del rechazo de trasplantes renales, hepáticos y cardíacos.
Dosificación.
La dosificación se ajustará en función de la respuesta clínica, de las concentraciones plasmáticas y la aparición o severidad de la toxicidad. Las ampollas se administrarán por infusión IV lenta durante un período de 2 a 6 horas. La administración rápida puede producir nefrotoxicidad aguda. Solución oral: dosis usual para adultos y niños: 12mg a 15mg/kg/día, 4 a 12h antes del trasplante y continuando una o dos semanas en el posoperatorio, reduciendo la dosis 5% por semana hasta la dosis de mantenimiento. Mantenimiento: 5mg a 10mg/kg/día. Ampollas: dosis para adultos y niños 2mg a 6mg/kg/día, 4 a 12h antes del trasplante y continuar en el posoperatorio hasta que el paciente tolere la solución oral.
Reacciones adversas.
Por lo general hipertensión y nefrotoxicidad con dependencia de la dosis. La hepatotoxicidad es menos común. Se han observado alteraciones linfoproliferativas incluyendo linfomas, algunos remiten cuando se interrumpe la medicación. Se ha descripto un síndrome urémico hemolítico (anemia hemolítica microangiopática, insuficiencia renal y trombocitopenia). De incidencia más frecuente se observa: encías sangrantes, hiperplasia gingival, fiebre, escalofríos, crisis convulsivas, entumecimiento u hormigueo de manos y pies, sofoco en cara y cuello. Son de incidencia menos frecuente: acné, cefaleas, calambres en las piernas, náuseas y vómitos.
Precauciones y advertencias.
Atraviesa la barrera placentaria y pasa a la leche materna, con posible riesgo potencial de efectos adversos (hipertensión, nefrotoxicidad, procesos malignos) en el lactante. En el primer mes de tratamiento aparece gingivitis, cuya incidencia es mayor en niños menores de 15 años, luego se transforma en hiperplasia gingival. Los efectos inmunosupresores pueden producir un aumento en la incidencia de infección microbiana y retraso en la cicatrización. La solución oral se tomará con las comidas para evitar la irritación gastrointestinal. Se evitarán las inmunizaciones.
Interacciones.
Las concentraciones plasmáticas de ciclosporina aumentan con el uso simultáneo de andrógenos, cimetidina, danazol, eritromicina, ketoconazol o miconazol con el incremento del riesgo de nefrotoxicidad. Los inductores de las enzimas hepáticas pueden potenciar el metabolismo de la ciclosporina; el uso simultáneo de ciclofosfamida, mercaptopurina, azatioprina y corticoides aumenta el riesgo de infección y el desarrollo de alteraciones linfoproliferativas. La aplicación de vacunas de virus vivos puede potenciar la replicación del virus y aumentar los efectos secundarios de la vacuna, puesto que los mecanismos normales de defensa están suprimidos.
Contraindicaciones.
Varicela existente o reciente. Herpes zoster. Se evaluará la relación riesgo-beneficio en disfunción hepática o renal, infección, malabsorción.